Consejos para esa conversación
por Elizabeth Schroeder
A medida que se administran las vacunas COVID-19 en todo el mundo, probablemente hayas visto cómo tus redes sociales se llenan de alegres selfies de amigos y familiares recibiendo la vacuna o explicando su entusiasmo por haber confirmado la fecha y hora en que la recibirán. Lo más probable es que también haya alguien en tu vida que se muestre escéptico. La mayoría de nosotros lo somos, y esto es algo que preocupa a los funcionarios de salud pública.
Las dudas sobre las vacunas suelen alimentar un acalorado debate público, pero las conversaciones a este respecto no tienen por qué ser polémicas. De hecho, estar dispuestos a mantenerlas es una de las formas más eficaces de influir en la salud mundial. Como ocurre con muchos temas de gran carga emocional, saber cómo iniciar la conversación puede ser lo más difícil. Estos consejos pueden ayudarte a abrir un diálogo y conseguir que tus seres queridos piensen de forma diferente sobre las vacunas.
Busca puntos de encuentro. Todos queremos cosas similares: familias sanas, comunidades prósperas y una sensación de control sobre nuestra salud. Demonizar a las personas que dudan de las vacunas sólo crea más división y exacerba la mentalidad de «nosotros contra ellos». Intenta explicar por qué defiendes las vacunas. ¿Es para proteger a los miembros más vulnerables de tu comunidad? ¿Para proteger a tus hijos de enfermedades evitables? Este tipo de motivaciones pueden ayudar a establecer una conexión humana y llegar al corazón emocional del problema.
Procura comprender. Al igual que hay muchas razones para vacunarse, hay muchas razones por las que una persona puede tener dudas. Una de ellas es la desinformación, más contagiosa que nunca en nuestra era digital. Otras son más complicadas y vienen acompañadas de una historia muy desagradable. Las comunidades marginadas llevan siglos siendo maltratadas por el estamento médico. Esperar que estas comunidades confíen inmediatamente en esa misma institución para que tenga en cuenta sus mejores intereses es injusto y no tiene en cuenta el trauma histórico que han venido sufriendo.
Familiarízate con las “ces” La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha esbozado tres «ces» que contribuyen a las dudas sobre las vacunas: complacencia, conveniencia y confianza. También podríamos añadir una cuarta: la cultura. Las tasas de indecisión a la hora de recibir la vacunación, así como los factores que contribuyen a ellas, varían mucho en función de la ubicación, los antecedentes y la comunidad a que pertenece cada persona. Ser conscientes de estas diferencias puede evitar que hagamos suposiciones incorrectas. Si una persona decide saltarse las vacunas recomendadas debido a sus creencias religiosas, lo más probable es que abrir una conversación mencionando estadísticas sobre su seguridad no sea ni útil ni relevante para ella.
Comienza mencionando los hechos. Es probable que sientas la tentación de luchar contra los mitos, pero ¿sabías que repetir información errónea puede contribuir a darle más peso? En lugar de centrarte en indicar las razones por las que ese meme o entrada de blog es incorrecta, limítate a mencionar hechos. Por ejemplo: «Los estudios científicos a gran escala realizados no han encontrado ninguna relación entre la vacuna del VPH y los síntomas de enfermedades autoinmunes».
Sé la voz de la mayoría. Las normas sociales son una fuerza increíblemente poderosa, pero la clave consiste en conseguir que esta fuerza sea positiva. Si intentas convencer a alguien de que no hay suficientes personas dispuestas a vacunarse, es posible que sienta que sus dudas están siendo validadas por los demás. Un enfoque más eficaz es centrarse en cuántas personas eligieron hacerlo y por qué. Recuerda a esas personas que la vacunación a gran escala es un esfuerzo colectivo y que las queremos en nuestro equipo.
Identifica el problema y la solución. Si alguna vez te has asomado al borde de un trampolín incapaz de moverte, ya sabes que el miedo puede llegar a ser paralizante. El miedo a una enfermedad grave puede tener efectos similares. Cuando hablamos de enfermedades prevenibles mediante vacunas, asustar a alguien sin más puede ser contraproducente. En su lugar, es importante reconocer dos hechos simultáneos: estas enfermedades son graves y vacunarse es una contramedida sencilla y eficaz. Ayuda a poner la responsabilidad en sus manos identificando algo que pueden llevar a cabo: ¡vacunarse!
Las vacunas nos acercan a un mundo en el que todos puedan prosperar, pero es un proyecto colectivo. Mediante tus conversaciones, puedes hacer que tus amigos y familiares se unan a nuestra andadura en pos de la salud mundial.
No responses yet